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José Hernández (10/11/1834 - 21/10/1886)






Nació el 10 de noviembre de 1834 en los caseríos de Perdriel, en la Chacra de su Tío Don Juan Martín de Pueyrredón, durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas. 

Educado en el Liceo de San Telmo, en 1846 fue llevado por su padre al sur de la provincia de Buenos Aires, donde se familiarizó con las faenas rurales y las costumbres del gaucho. Una enfermedad de la adolescencia le obligó a vivir en las pampas, donde entró en contacto con el estilo de vida de los gauchos. 

Autodidacta que gracias a sus numerosas lecturas definió sus ideas políticas. De 1852 a 1872, defendió que las provincias no debían permanecer ligadas a las autoridades centrales, establecidas en Buenos Aires. José Hernández tomó parte en la última rebelión gaucha, la de López Jordán, que finalizó en 1871 con la derrota de los gauchos y su exilio. A su regreso en 1874, fundó el periódico Revista del Río de la Plata, en el que defendió posturas federalistas. 

Fue diputado provincial y en 1880, siendo presidente de la Cámara de Diputados, defendió el proyecto de federalización, por el cual Buenos Aires pasó a ser la capital del país. En 1881 escribió Instrucción del estanciero y fue elegido senador provincial, cargo para el cual fue reelecto hasta 1885. 

José Hernández consiguió un gran eco para sus propuestas con su poesía. El gaucho Martín Fierro (1872), un poema épico popular, está considerado como una de las grandes obras de la literatura argentina. Martín Fierro narra su vida, retratando la sencillez rural, la independencia y la paz de su espíritu. El poema arranca con la felicidad de su vida familiar, hasta que es obligado a alistarse en el ejército, su rebelión y su consiguiente deserción. A su regreso, descubre que su casa ha sido destruida y su familia se ha marchado, y la desesperación le empuja a unirse a los indios y convertirse en un hombre fuera de la ley. En la secuela del poema, La vuelta de Martín Fierro (1879), se reúne por fin con sus hijos. En el gaucho, descubrió la encarnación del coraje y la integridad inherentes a una vida independiente. 

José Hernández falleció el 21 de octubre de 1886 en su quinta de Belgrano. 


Obras

1863 — Vida del Chacho
1867 — Los treinta y tres orientales
1872 — El Gaucho Martín Fierro
1879 — La vuelta de Martín Fierro
1881 — Instrucción del Estanciero


MARTIN FIERRO

PRIMERA PARTE 


Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela,
Que al hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.

Pido a los Santos del Cielo
Que ayuden mi pensamiento ­
Les pido en este momento
Que voy a cantar mi historia
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento.

Vengan Santos milagrosos,
Vengan todos en mi ayuda,
Que la lengua se me añuda
Y se me turba la vista ­
Pido a mi Dios que me asista
En una ocasión tan ruda.

Yo he visto muchos cantores,
Con famas bien otenidas,
Y que después de alquiridas
No las quieren sustentar ­
Parece que sin largar
Se cansaron en partidas.

Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar ­
Nada lo hace recular
Ni las fantasmas lo espantan ­
Y dende que todos cantan
Yo también quiero cantar.

Cantando me he de morir,
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pié del Eterno Padre ­
Dende el vientre de mi madre
Vine a este mundo a cantar.

Que no se trabe mi lengua
Ni me falte la palabra ­
El cantar mi gloria labra,
Y porniéndome a cantar,
Cantando me han de encontrar
Aunque la tierra se abra.

Me siento en el plan de un bajo
A cantar un argumento ­
Como si soplara un viento
Hago tiritar los pastos ­
Con oros, copas y bastos
Juega allí mi pensamiento.

Yo no soy cantor letrao,
Mas si me pongo a cantar
No tengo cuando acabar
Y me envejezco cantando ­
Las coplas me van brotando
Como agua de manantial.

Con la guitarra en la mano
Ni las moscas se me arriman ­
Naides me pone el pié encima,
Y cuando el pecho se entona,
Hago gemir a la prima
Y llorar a la bordona.